La principal diferencia está en la forma en que almacenan la suciedad de aspiran. En los aspiradores con bolsa, es ahí donde se almacena y cuando está llena solo tenemos que desecharla. Eso sí, la desventaja es que irán perdiendo capacidad de succión a medida que esté muy llena. Por el contrario, en los aspiradores sin bolsa, la suciedad de almacena en el depósito y es en los filtros donde se acumula la mayor suciedad, por lo que hay que limpiarlos a menudo para que no se obstruyan y vaya perdiendo capacidad de succión. Como ves, todo depende de lo que nos resulte más cómodo para nuestro día a día. Ambas opciones presentan ventajas e inconvenientes, pero no pierden eficacia por contar con uno u otro sistema de almacenamiento.
A partir de 11 kPa (Kilopascales), sería una buena potencia para poder aspirar y transportar la suciedad por un tubo largo. Pero si quieres tener la máxima potencia de succión, estas se sitúan entre 20 y 24 kPa.
Lo mínimo que debería tener, para garantizarnos una potencia básica de motor, serían 1100 W (Vatios). No obstante, cuanto mayor sea esta potencia, mayor rendimiento tendrá el motor y por tanto, mayor efectividad. Sin embargo, esto también aumentará el consumo eléctrico. Existen modelos con hasta 3.000W.